Mi casa de Plencia

Para mí, la casa de Plencia es muy especial.
Posee dos terrazas y grandes ventanales,
por donde entra el sol y la luz a borbotones.
En ella se respira paz y amor,
se oye poco y sí mucho murmullo del mar.
Tengo mi sillón para la lectura
y mi mesa para escribir.
Las huertas de alrededor de la casa son una delicia:
los pimientos y tomates,
verdes y rojos,
son el orgullo del aldeano.
Me paso el día disfrutando del delicioso paisaje,
de las comidas familiares... y de la soledad.
Mi alma bulle de alegría y de tristeza según los días.
Amo mi casa de Plencia.