Es la parte del año
más triste.
Se acaba el verano, comienza el invierno.
Los días son más cortos.
La luz mucho más tenue.
La lluvia hace su entrada.
El frío asoma su cara.
La tristeza empieza a florecer.
Los corazones están inmersos en su añoranza.
Recuerda los días de sol,
la playa el monte, las noches de luna,
los paseos en barco.
Estos recuerdos bullen en la mente.
Los cristales lluviosos y empañados
devuelven a la realidad.
Son días de remembranza,
de visualizar los días largos del verano
esperando que pase el invierno
y asome por fin la primavera.
Para poder dar un salto,
al maravilloso verano.