La Navidad

Siempre que llega la Navidad
me siento mal.
Me dejan ese sabor agridulce
que traen los mazapanes.
Deseas que todos sean felices,
que tus padres estén bien,
que tus hijos gocen de todo,
que la mesa nos dé todo lo que deseamos,
que la perfección y el orden sean lo primero.
Pero esa ambivalencia que se respira
de amor-odio... es lo que se siente.
También se nota la ausencia de los que faltan,
que son muchos.
La lejanía de otros... y la añoranza de todos.
Con todo ello se hace un pisto...
y eso es lo que nos queda.
Nunca pensamos en lo más importante,
la llegada de Jesús.
Si no en todo lo demás:
regalos, árbol, manjares y dulces.
Nunca en el respeto a nuestro prójimo,
a los que sufren, a los que aman en silencio,
a los niños sin amor y sin pan...
La Navidad es todo esto y, además,
amor, mucho Amor.