La palabra madre
tiene muchas acepciones.
De puta madre.
La madre que te parió.
Madre de Dios.
La madre superiora.
La madre del marido.
La madre de la mujer.
La madre patria.
La madre de todos los tormentos...
Todas estas madres
no tienen que ver con la verdadera madre:
con nuestra madre,
la madre de nuestros hijos...
Estas dos madres son las verdaderas, las auténticas,
las que sufren y lloran.
En las que el amor es tan grande, que rompe todos los
moldes, todos los previstos e improvistos.
Todos los modos de amor.
La madre ama, por que sí, sin razón.
Toda madre es buena y da las cosas por amor, sin más.
Para ser madre hay que parir, muchos hijos o pocos.
Eso es lo menos importante,
porque el amor llega para todos.
Una madre tiene cariño para doce hijos,
y los doce hijos no tienen cariño para una sola madre.